Posts from the ‘Documentos’ Category

Región Loreto espera gran confraternidad

La ciudad más importante de la selva peruana, Iquitos, se vestirá de gala para albergar la Confraternidad Regional de Loreto.
La actividad que llevará por lema “Es tu momento de salvación” se llevará a cabo desde el jueves 28 de junio hasta el sábado 30. Los servicios públicos tendrán lugar en el coliseo cerrado “Juan Pinasco Villanueva” a partir de las 6 y media de la tarde.
Además, debemos destacar el bautismo en agua que tendrá como sede el Parque Zonal de Iquitos el último día de la actividad desde las 10.30 de la mañana.

Testimonio: “Me burlaba de Dios”

Hijo de uno de las zonas más peligrosas de Chile, Cristian Gonzales se adueñó de las calles a los 16 años. Sumergido en las drogas y el alcohol tropezó muchas veces con el Señor, pero evadió su encuentro. Parecía condenado a la perdición, sin embargo logró liberarse. Hoy es testimonio de un hombre nuevo.

 

Fue en las calles de Yungay, de la comuna La Granja, en el sur de Santiago, Chile, donde los estupefacientes, el alcohol y la delincuencia mostraron su rostro más fiero a Cristian Gonzales, un jovenzuelo de cabellera negra y larga de 16 años. Fumó marihuana, junto a un grupo de amigos, mientras comía del pan de la miseria. Se dejó atrapar por el lado oscuro de la existencia y acabó consumiendo todo tipo de drogas por más de una década.
Treinta años después, en medio de un presente apacible como las aguas de un lago, Cristian sabe que lo que le sucedió en esa época fue lo peor que le pudo ocurrir. Desde el interior del templo del Movimiento Misionero Mundial de la población Yungay, muy cerca del Parque Brasil, revisa esa etapa de su vida: “en ese tiempo, justo en plena efervescencia del Mundial de España 82, caí en el mundo de la drogadicción por influencia de los amigos del barrio. La comuna La Granja es, y siempre ha sido, una zona de Santiago de Chile cubierta en gran parte por la criminalidad y el narcotráfico. Tarde o temprano, yo, que era de una familia muy, pero muy pobre y numerosa, estaba destinado a toparme con el vicio y las drogas”.
Lo que antecedió a ese instante esencial de la vida de Cristian, de forma equivalente, fue un vertiginoso andar por el corredor de la miseria. Una carrera galopante en la que fue dejando, una detrás de otra, situaciones cada cual más desgraciadas. Trances que, como los libros viejos guardados en un baúl, solo aparecen en el presente cuando son necesarios y se materializan a través de un recuerdo prolijo: “nací el 5 de enero de 1966. Fui el sexto de los diez hijos que tuvieron Luis Gonzales y María Figueroa. Mi infancia fue durísima. Muchas veces tuve que pedir limosna para poder comer algo. Y era tanta mi pobreza que incluso entre uno de mis hermanos y yo tuvimos que compartir los zapatos para ir a estudiar uno durante la mañana y el otro por la tarde”.
EL MUNDO DEL ALCOHOL
Como un acróbata, que salta sobre una cuerda floja, Cristian había logrado avanzar hasta los dieciséis años: primero dejó la escuela, luego trabajó y después sobrevivió como pudo. Fue allí que llegó la caída, su caída, y nunca más nada fue lo mismo para él. Hoy recuerda: “me inicié con la marihuana. En seguida probé pasta y cocaína. También me enganché con las pastillas alucinógenas y el alcohol. Sin embargo, nadie de mi familia me reclamó nada porque trabajaba y aportaba para la casa. Encima qué podían decirme todos ellos si mi padre y cuatro de mis hermanos estaban metidos, como yo, en la drogadicción y andaban por el mal camino, lejos de Dios”.
Y el desplome de la existencia de Cristian fue todavía más. La delincuencia fue el siguiente nivel en su descenso vertiginoso. Insensato, como un peatón que intenta cruzar una calle cuando el semáforo está en rojo, se internó en la geografía de los atracos y la ratería. Entonces, a punta de desvergüenza, se graduó de ladrón y sacó credenciales de náufrago libre y bandido. Sin embargo, en el clímax de sus fechorías, su historia recibiría un mensaje luminoso desde “arriba”, desde el “cielo”, enviado por el Creador: “en ese etapa me crucé con la Palabras de Dios una y otra vez. Miré a muchísimos cristianos difundiendo el mensaje del Señor. Claro que yo, atrapado por las drogas, no le daba importancia a las cosas del Todopoderoso y me burlaba de los que difundían los Evangelios y de Dios”.
Unos años más tarde, en 1991, cuando aún Gonzales continuaba extraviado en medio de un bravo mar de maldad llegaría a su presente Magaly Sepúlveda, una mujer tan golpeada por la existencia como él, y junto a ella arribarían los eventos más decisivos de su destino. Para ese entonces, Cristian ya sufría las consecuencias físicas del abuso de sustancias prohibidas, que se manifestaban con una ráfaga de desmayos, ataques epilépticos y lagunas mentales permanentes. No obstante, al cabo de cinco años y tras una relación tumultuosa, el 15 de mayo de 1996 se unieron en matrimonio y sellaron una unión en la cual las peleas, las discusiones, las agresiones y los intentos de suicidio fueron parte primaria y básica de la estructura de su agitada y violenta vida en común.
ENCUENTRO CON DIOS
En octubre de 1999, cuando todo hacía suponer que el enlace Gonzales-Sepúlveda se desintegraría, César volvió a escuchar la Palabra de Dios y recibió una invitación para acudir al templo del Movimiento Misionero Mundial establecido en Yungay. Los años habían pasado, las circunstancias habían cambiado, su corazón también; lo único que no había sufrido variación alguna era que Jesucristo se guía allí “arriba”, en el “cielo”, mandándole señales para que se entregara al cristianismo y modificara su equivocada conducta. Fue en ese momento, en la antesala del fin del siglo veinte, que Cristian acudió al encuentro con Dios y según revela entró a la iglesia: “con los bolsillos de su pantalón llenos de pastillas y de marihuana, pero con alma vacía de fe”.
Aunque su conversión sufrió duros golpes, como un saco de boxear, y pese a que alguna vez se drogó con descaro justo en medio de un culto de la Obra de Dios, Cristian con el tiempo se entregó de forma definitiva a la causa evangélica y desterró para siempre de su vida a las drogas, las pastillas, el alcohol y la mala vida.
Con precisión matemática, y una gran dosis de convicción, Gonzales cuenta que su sometimiento absoluto al Altísimo llegó “después de una crisis emocional en la que el Diablo me indujo a matarme. En ese instante fue que recordé que Cristo era el único que me podía salvar y empecé a orarle y clamarle para que me resguardara de Satanás. Entonces me quedé dormido y cuando me desperté ya era una criatura nueva que había sido tocado por el Poder restaurador de Jesús”.
Reivindicador indesmayable de las mejoras sociales de su comuna, divulgador fructífero de la sana doctrina, fiel escudero del pastor Gerardo Martínez Garavito, Supervisor Nacional del MMM en Chile, y tenaz siervo del Todopoderoso, Cristian Gonzales en este momento atestigua una y otra vez respecto a lo que, en su opinión, es el único camino disponible para los hombres de malvivir: la fe cristiana. Desde Yungay, en el núcleo de La Granja, sentencia que al Creador “no hay que tenerle miedo. Su amor es infinito y maravilloso. Yo cambié gracias a Él y salí del mundo de las drogas y el alcohol. Cualquiera que quiera conocer el perdón eterno y transformarse en una persona de bien tiene que buscar al Señor. En cualquier parte del mundo se pueden evangelizar gracias a la Obra de Dios”.
FUENTE: IMPACTO EVANGELÍSTICO

 

Vencedor o Vencido

Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros. 2 Corintios 13:4
…No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1: 17-18

A simple vista, ¡Qué derrota!, pues Jesús, el Mesías, parecía prometer un futuro brillante… Su poder, desplegado al servicio de los enfermos y minusválidos, lo hacía diferente de los demás. Sus palabras de gracia y su incansable atención para aliviar las miserias de los hombres habían hecho que estuviese rodeado de una inmensa muchedumbre. Los discípulos estaban convencidos de que subiría al trono después de haber echado de Israel a los romanos, la potencia ocupante en aquel tiempo.
Sin embargo, a pesar de su poder, Jesús se dejó detener, llevar, juzgar, condenar y crucificar entre dos malhechores. Cuando estaba sufriendo en la cruz y los que lo veían se burlaban de su aparente debilidad (Mateo 27:39-44), su poder seguía siendo suficiente para liberarlo de tal suplicio, tal como lo señaló cuando lo arrestaron: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” (Mateo 26:53). Pero su amor hizo que soportase todo para liberarnos del juicio que merecíamos. Cuando murió, la derrota parecía evidente. Para sus enemigos, estaba vencido.
¡Pero resucitó como vencedor! La muerte no lo pudo retener, por ello salió de la tumba triunfante (Mateo 28:2-6). Ahora está vivo y desea ponerse en contacto con nosotros. La muerte fue vencida y la vida eterna es para todos los que, por la fe, se benefician de su victoria.
Fuente:Amen-amen

 

Antes que el día decline

Antes que el día decline
Rev. Luis M. Ortiz
La misión de la iglesia son las misiones. Su tarea suprema es la evangelización.
Únicamente para esto ha sido dejada en el mundo, empero no significa convertir al mundo, pues esto no se logrará en esta dispensación. No se nos ha ordenado a traer el mundo a Cristo, sino más bien a traer a Cristo al mundo. Puesto que esta es nuestra encomienda, jamás deberíamos desviarnos hacia menores metas y proyectos secundarios.
Permitamos que la Iglesia utilice todos sus hombres y sus miedos en la tarea para la cual ha sido comisionada, esto es, “que el arrepentimiento y el perdón de pecados sea predicado en Su nombre en todas las naciones” (Marcos 16:15).
Jesús dijo: “Me seréis testigos” (Hechos 1:8). Esa es la responsabilidad de cada creyente. ¡Cada creyente es un testigo! Cada cristiano tiene la responsabilidad de hacer trabajo evangelístico y esa responsabilidad no tiene límites. Todo cristiano debe estar siempre listo para dar su testimonio en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Cada cristiano tiene la responsabilidad de hacer llegar el Evangelio a todo el mundo. Quien no pueda ir personalmente, tiene que enviar a otro en su lugar. Y es aquí donde el creyente ha fallado: que al no ir tampoco ha enviado a otro en su lugar, y por eso, más de la mitad de la población del mundo, jamás ha oído el Evangelio.
Es evidente que estamos en el final del tiempo señalado a la Iglesia por el Señor para el cumplimiento de su tarea, y el trabajo que debió haber sido hecho a través de los siglos, ahora hay que acelerarlo antes que el día decline del todo.
Este espíritu de urgencia es el que nos anima a ir por todo el vasto mundo llevando el mensaje de salvación, y es el que nos mueve a llamar al corazón del pueblo de Dios, para que todos nos percatemos de las sombras de la noche que ya se avecinan, y aprovecharemos el breve tiempo que nos resta para realizar la más grandiosa labor de la historia en el más corto tiempo posible. “La noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4).
Si su corazón late con más intensidad al pensar en los centenares de millones de vidas en el mundo que aún no han conocido camino de paz, que sus veredas son torcidas, que han esperado luz y no tienen luz, que palpan la pared como ciegos, que tropiezan al mediodía como de noche, que gimen lastimeramente como palomas, que han esperado salvación y aún está lejos (tan lejos como esté usted); y si el Espíritu Santo le impele a usar el máximo de sus recursos en un esfuerzo misionero, entonces yo le exhorto a cooperar en estos modestos esfuerzos del Movimiento Misionero Mundial, y participe en este avance final para ganar almas para Cristo antes que el día decline.

Nube gigante causa pánico a los habitantes de Pekín

Una gigantesca nube en forma de hongo se posó sobre Pekin, China, la nube, aunque ciertamente impresionante, era un simple cumulonimbo, una formación nubosa que crece verticalmente, formando una espiral alrededor de la columna central de aire caliente que puede elevarse a varios kilómetros de altura.

Eso sí, en este caso el fenómeno era de proporciones gigantescas e iluminado por dentro por una gran cantidad de rayos. Un espectáculo sin duda sobrecogedor para los millones de pekineses que lo contemplaban, el pasado jueves, atónitos desde el suelo.

Por supuesto, decenas de fotos y vídeos del fenómeno han aparecido en internet. En ellas se puede ver cómo, tras una hora de intensa luminosidad provocada por los rayos, la nube fue tomando la característica forma de un «hongo nuclear», lo que contribuyó a alimentar los miedos de los habitantes

de Pekín.

Fuente:AcontecerCristiano.net

¿Existe el MAL?

¿Existe el MAL?En cierta ocasión un profesor ateo dijo que si Dios había creado todo, entonces había creado el MAL. Ante esta declaración el estudiantado se quedó callado y el profesor feliz, así se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
El profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta: “¿Dios creó todo lo que existe?” Un estudiante valiente contestó: “Sí, lo hizo”. El profesor le dijo: “¿Dios creó todo?” –“Sí señor”, respondió el joven. El profesor contestó: «Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo». El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo: “¿Puedo hacer una pregunta, profesor?” -“Por supuesto”, respondió el profesor. El joven se puso de pie y preguntó: “¿Profesor, existe el frío?” A lo que el profesor le responde: “¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?” El muchacho respondió: “De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor».
Y continuando el estudiante le hace otra pregunta: “¿existe la oscuridad?” – el profesor respondió: “Por supuesto”. El estudiante contestó: “Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no, un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente”.
Finalmente, el joven preguntó al profesor: “Señor, ¿existe el mal?” El profesor respondió: “Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal”.
A lo que el estudiante respondió: “El mal no existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios. Es al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz”.
Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado. El joven se llamaba: Albert Einstein.
“Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”, Isaías 42:16.

La Evangelización

Rev. Luis M. Ortiz
Sabemos que la evangelización del mundo es la tarea suprema de la Iglesia; el mismo Señor coloca la evangelización del mundo en primer lugar.
La rápida evangelización del mundo es la tarea suprema de la Iglesia. La mayor parte de sus actividades y esfuerzos deben tener este enfoque. El mismo Señor coloca la evangelización del mundo en primer lugar. Veamos:
– El primer mensaje en el nacimiento de Cristo fue un mensaje misionero (Lucas 2:10).
– La primera oración que Cristo enseñó a sus discípulos fue una oración misionera (Mateo 6:10).
– El primer discípulo, Andrés, fue el primer misionero (Juan 1:41).
– El primer mensaje del Cristo resucitado fue un mensaje misionero (Juan 20:17).
– El primer mandamiento del Cristo resucitado fue un mandamiento misionero (Juan 20:21).
– El último deseo de Cristo en la tierra, fue un deseo misionero (Mateo: 28:19).
– El primer sermón apostólico, fue un sermón misionero (Hechos 2:17).
– La primera venida de Cristo fue una obra misionera (Lucas 4:18-19).
– La segunda venida de Cristo será apresurada por la obra misionera. (Mateo 24:14).
En este mundo toda empresa y actividad humana, sea social, económica, política, tecnológica o científica, está saturada y se mueve con un sentido de urgencia y rapidez. Igualmente para la suprema tarea de la evangelización del mundo, la iglesia debe moverse con rapidez. No esperemos que Dios nos tenga que sacudir de nuestro estado de inercia.

Dejando de mirar las manos de Dios para mirar su rostro

 
Rev. Sinaí Santiago
 
Nos hemos acostumbrado al cúmulo de bendiciones. Entonces nos cegamos, y apartamos la mirada del rostro de Dios, para fijarnos solamente en Su mano que bendice. Hoy en día, hay mucha gente que conoce al Señor solamente como alguien que da.
“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
 
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como uno de los jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo, y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.” Lucas 15:11-24.
 
Este pasaje de las Sagradas Escrituras se conoce como LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO, y nos da una enseñanza preciosa. Se trata de la historia de dos hermanos, y cómo el menor de estos decidió alejarse de su hogar y de su familia, para malgastar toda su herencia con sus amigos. Y asimismo, cuando una persona se aparta de Dios, entra en un éxtasis, en un túnel, en la oscuridad de las tinieblas, porque se aleja de Cristo, que es la luz del mundo. Por eso, desecha las bendiciones y los tesoros eternos de Dios, a cambio de los placeres vanos, costosos y efímeros.
 
Este joven lo perdió todo, no solamente quedó en la ruina sino que el país lejano donde vivía sufrió una hambruna, y tuvo que pedir trabajo a una hacienda. Para no morirse de hambre aceptó, pues, ejercer una ocupación que era abominable para los judíos: apacentar cerdos.
 
No obstante, con el transcurso de los meses y el aumento de la miseria, aquel hombre volvió en sí, y se acordó de la abundancia de la casa de su padre. Recordó aquellas manos que le habían entregado su herencia, y que lo habían bendecido tantas veces. Recordó que en la casa del padre, hasta los jornaleros tenían abundancia de pan. Recordó que su padre lo amaba y era misericordioso, y decidió volver.
 
Las Escrituras indican que su padre lo reconoció de lejos, y fue movido a misericordia, y corrió hacia, y se echó sobre su cuello, y le besó. De la misma manera, cuando uno de Sus hijos decide regresar a Su casa, el corazón de Dios, que rebosa de amor, se apiada de él.
 
Amado lector, si usted es el hijo pródigo de esta historia, ya es hora que vuelva en sí, que recapacite y regrese a la casa del Padre Celestial. Si un padre humano fue capaz de perdonar la traición y los errores de su hijo… ¿Cuánto más lo hará el Señor por usted? Él se encuentra con los ojos puestos en el camino, esperando que usted regrese a su casa. Cuando lo vea de lejos, Él correrá los últimos metros hacia usted, le abrazará y dará la orden a Sus ángeles, para que le vistan con los vestidos del heredero, y que le vuelvan a poner el sello que ha perdido.
 
El fallo inicial de aquel joven consistió en que puso sus ojos en los bienes, en las regalías, y en las bendiciones de su padre. La Palabra de Dios revela que: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17). No obstante, en ciertas ocasiones, las bendiciones celestiales pueden volverse contraproducentes y tornarse en algo negativo, esto es, cuando nuestra vida espiritual está fundamentada y enfocada en las bendiciones que recibimos del cielo.
 
Cuando esto sucede, corremos el mismo peligro que el hijo pródigo. En efecto, nuestra vida espiritual empieza a patinar, porque nos hemos acostumbrado al cúmulo de bendiciones. Entonces nos cegamos, y apartamos la mirada del rostro de Dios, para fijarnos solamente en Su mano que bendice. Hoy en día, hay mucha gente que conoce al Señor solamente como alguien que da, y sus oraciones  consisten siempre en exigencias y solicitudes. Nunca oran por su familia, los hermanos, los pastores, y los que andan perdidos en este mundo sin salvación. Y estos son como el hijo pródigo, quien le dijo a su padre: “dame lo que me corresponde”.
 
Así, pues, como muchos de nosotros, aquel joven nunca vio claramente el rostro de su primogenitor, sino solo de sus manos. En otras palabras, nunca le dio importancia a la bondad de su padre, no gustó de su misericordia, ni tampoco supo apreciar la mirada de amor que reservaba a sus hijos. El hijo menor se centraba de forma exclusiva en los beneficios materiales que podía sustraerle a su padre en su calidad de heredero. Amados, si fijamos la mirada en las manos del Padre Celestial, quedarán opacados Sus demás atributos, y perderemos bendiciones quizá más profundas todavía.
 
En el momento cuando el padre vio a su hijo perdido venir de lejos, corrió hacia él porque sabía que la actitud de éste había cambiado. Aquel hombre sabía que el joven ya no podía exigirle dinero ni herencia, por cuanto se las había entregado. Si volvía a la casa del padre, era sin intereses personales, por cuanto ya no le esperaba nada allí, excepto el perdón y trabajar como cualquier jornalero para ganar su pan de cada día.
 
LA BENDICIÓN DE PONER LOS OJOS EN EL ROSTRO DEL PADRE
 
Aunque no le quedaba ningún beneficio económico por recibir, el hijo pródigo decidió acercarse de nuevo a la casa paternal para morar en el lugar de bendición. Decidió cambiar la mirada que le dedicaba a su padre, y verlo como los jornaleros que trabajaban en su hacienda.
 
Después de abrazarlo y perdonarlo, el padre dio órdenes con respecto a su hijo: 1) Que lo vistieran con las mejores ropas; 2) que le pusieran un anillo en su mano; 3) que lo calzaran; 4) que mataran al becerro engrosado; 5) que se celebrara el retorno. Como denotan estos actos, el padre devolvió a aquel joven todo lo que el mundo y su descarrío le habían arrebatado. Más allá de recibir de nuevo bienes terrenales pasajeros, importaba que fuera restaurado como hijo y heredero de la casa. Y también desde una perspectiva espiritual, aquel joven resucitó: “Este mi hijo muerto era, y ha revivido” (Lucas 15:24).
 
El reencuentro con Dios cambia la vida del ser humano. El padre pudo ver de lejos que su hijo volvía diferente; el mismo joven que se había mostrado arrogante, que exigió su herencia antes de tiempo, venía ahora cabizbajo, humillado, reconociendo que no merecía que su padre lo recibiera de nuevo en su casa. Aquel hijo era nuevo, y había desplazado su mirada de la mano de su padre para fijarla en su rostro bondadoso.
 
También el padre dijo que el muchacho se había perdido, pero que ahora había sido hallado (Lucas 15:24) Y es que cuando uno se va de la casa del padre, no importa dónde se meta ni a quién frecuente, está igualmente perdido. Mas cuando regresa, los cielos celebran su retorno con fiestas. Esto lo dijo el propio Señor Jesucristo: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento […] Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Lucas 15:7-10).
 
Jacob también fue un hombre que abandonó la casa de su padre a causa de sus errores. No obstante, en el vado de Jacob, aquel hombre tuvo un encuentro con Dios que transformó su vida para siempre; porque, por primera vez alzó sus ojos para ver el rostro del Padre: “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” (Génesis 32:30). Pero este encuentro con Dios tuvo consecuencias, y fue que Jacob nunca más volvió a caminar como solía. El varón que luchó con él le descoyuntó la cadera: “Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba […] Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera” (Génesis 32:25-31).
 
Cuando Jacob miró a Dios cara a cara, dejó de ver en Él únicamente la mano que suple. En efecto, en su huida de la casa de su padre, dijo: “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.” (Génesis 28:20-21) ¡Qué diferencia con las palabras que expresó Jacob después de su encuentro con Dios! (“Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”). Aquel hombre dejó de ver la mano que le suplía, para poner sus ojos en el rostro de Dios.
 
Los efectos de mirar el rostro bondadoso de Dios fueron espirituales y eternos, como el apaciguamiento de la terrible angustia de su alma. Pero hay más. En el libro de Hebreos, leemos lo que sigue acerca de la muerte de Jacob. “Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.” (Hebreos 11:21).
 
Hasta el día en que expiró, el patriarca se apoyó, pues, en un bastón para poder caminar. Cuando miró a Dios cara a cara, no solamente cambió su forma de andar, sino que también empezó a usar un bordón para apoyar sus pasos. Ese bordón se convirtió en su compañero de ruta hasta el fin de sus días, y Jacob nunca pudo separarse de él. La vara de Jacob tipifica al Espíritu Santo, a ese paracleto que va a nuestro lado, que guía cada uno de nuestros pasos. Dicen las Escrituras: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda verdad” (Juan 16:13).
 
Más allá de conocer a Dios como la mano que nos bendice, es menester que alcemos los ojos y miremos Su rostro. No importa que en ese encuentro salgamos cojeando, porque saldremos apoyados en Aquel que guía al hombre a toda verdad y a toda justicia. El hijo pródigo, como también el sumo sacerdote Josué, fue revestido con vestiduras nuevas (Zacarías 3:3-5); le quitaron las vestiduras viles y sucias que llevaba, y le pusieron ropa de lino fino blanco. Definitivamente, aquel que tiene un encuentro con Dios, camina en novedad de vida.
 
A su regreso, el hijo pródigo no fue recibido como un jornalero, aunque lo merecía, sino que retomó la posición de hijo.
 
Amados lectores, Dios nunca ha cesado de ser bondadoso, y este es el día para que miremos Su rostro, y apartemos la mirada de las bendiciones y de las añadiduras. La bondad de Dios y Su infinito amor nos devolvieron la esperanza y nuestra posición de herederos del reino de los cielos. Para ello mandó a su Hijo para redimirnos de nuestra condición pecaminosa: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” (Tito 3:4-7).
 
Cuando nació nuestro Señor Jesucristo, los ángeles testificaron acerca de Su bondad y benevolencia para con el hombre: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14). Muchas veces oímos este versículo deformado como sigue: “En la tierra paz para con los hombres de buena voluntad”. La buena voluntad fue de Dios, y no del hombre; porque nosotros no merecíamos nada de Su parte.
 
Sin embargo, la bondad de Dios nos otorgó el perdón de nuestros pecados, y nos dio redención, paz y gozo. El Señor nos vistió con las vestiduras limpias de la salvación, nos selló con su Espíritu Santo y nos dio el calzado del Evangelio de la paz.
 
Que apartando la mirada de la abundancia y de los obsequios, fijemos nuestros ojos en el rostro bondadoso de Dios. Que las bendiciones no opaquen Su rostro. Y si, como el hijo pródigo, usted se encuentra lejos de la casa del Padre, vuelva en sí y regrese a ella. Dios no le recibirá como un jornalero, sino como a un hijo, y ese reencuentro cambiará su vida para siempre. Dios le bendiga, y que Su paz, la cual sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:7). Amén.

John Harper, el pastor que murió evangelizando en el Titanic hasta el último minuto

 Cuando Harper oyó a un hombre rechazar su llamado a aceptar a Jesús, este le dio el chaleco salvavidas que llevaba y dijo: «Esto lo necesita más que yo». Hasta el último momento que estuvo a bordo del barco, Harper, instó a la gente a entregar sus vidas a Jesús.
Inglaterra. El hundimiento del Titanic cumplió 100 años la semana pasada. Entre los muchos honores, una iglesia escocesa honró a uno de sus pastores llamado John Harper.
 
El 14 de abril 1912, la revista comercial The Shipbuilder, describió al Titanic como el “prácticamente indestructible”, se había hundido con la famosa declaración formulada el 31 de mayo de 1911, cuando un empleado de la Compañía de Construcción Naval de la White Star, dijo: “Ni Dios puede hundir este barco”.
 
El predicador escocés John Harper y su hija Nana, de seis años, se encontraban a bordo del barco que tras hundirse murieron mil quinientas personas. Cuatro años antes, la esposa de Harper había fallecido dejándole una niña llamada Nana que tenía seis años.
 
El motivo de su viaje en el Titanic, era predicar en una de las iglesias más grandes de los Estados Unidos de la época, la Iglesia Moody en Chicago. La iglesia estaba esperando su llegada, no sólo porque iba a predicar una serie de mensajes, inclusive oficialmente estaba aceptado a que se convirtiera en un pastor en Estados Unidos.
 
Harper, era conocido como un orador interesante y había pastoreado dos iglesias en el Reino Unido, Glasgow y Londres. Su estilo de predicación era apropiado para un evangelista como lo atestiguan las palabras de un pastor amigo. “Era un predicador del aire, utilizado para hablar a grandes audiencias… Él tenía una gran comprensión de las verdades bíblicas que le permiten hacerle frente con éxito a todos los ataques en contra de la fe”.
 
Cuando el Titanic golpeó el iceberg, Harper, como una medida de precaución, puso a la niña en uno de los botes salvavidas, dejándola al cuidado de un primo mayor que también los acompañaba en el viaje (esa medida de precaución le salvó la vida a Nana Harper, que murió en 1986 a la edad de 80 años).
 
El predicador podría haberse sumado a su hija, pero optó por dar a las personas otra oportunidad de conocer a Cristo. Hay registros de que Harper, le habló a cada persona que estaba en pánico y les expresó acerca de la necesidad de aceptar a Cristo.
 
Cuando el agua empezó a hundir el barco, Harper empezó a gritar: “Que las mujeres, los niños y los no creyentes suban primero a los botes salvavidas”. Cuando Harper oyó a un hombre rechazar su llamado a aceptar a Jesús, este le dio el chaleco salvavidas que llevaba y dijo: “Esto lo necesita más que yo”. Hasta el último momento que estuvo a bordo del barco, Harper, instó a la gente a entregar sus vidas a Jesús.
 
Cuatro años después que se hundió el Titanic, durante una reunión, un sobreviviente del Titanic, contó su primer contacto con Harper en medio de las aguas heladas del Atlántico. Él declaró que él se aferraba a un pedazo de madera, cuando Harper nadó hacia él y le dijo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”, pero el hombre rechazó la oferta en un primer momento.
 
Sin embargo, al oír nuevamente: “Cree en el Señor Jesucristo”, y sabiendo que estaba solo, a la deriva, y con dos millas de agua bajo sus pies, aceptó creer en Jesús. Poco después, el sobreviviente vio a Harper que sucumbió ante el frío y se hundió, dijo el hombre ante en la reunión de los sobrevivientes diciendo simplemente: “Yo soy el último convertido de John Harper”.
 
Nana, hija de Harper, fue rescatada y enviada de vuelta a Escocia, donde creció, se casó con un pastor, y dedicó su vida al Señor.
 
John Harper, nació en un hogar de padres cristianos el 29 de mayo de 1872. Fue en el último domingo de marzo de 1886, cuando tenía trece años de edad que recibió a Jesús como el Señor de su vida. Comenzó a predicar unos cuatro años más tarde, a la edad de 17 años de edad para bajar a las calles de su pueblo y predicarles a los hombres a que reconciliaran con Dios.

El pago móvil desplazará el dinero y las tarjetas en 2020

 
¿Será posible que nos olvidemos del dinero real y plástico en 2020?
Sabemos que existe la tecnología para pagar por medio del celular, pues ya va a ser un año que Google Wallet vio la luz, pero, ¿están todos dispuestos a hacer cualquier tipo de pago y olvidarse del dinero y las tarjetas de crédito? Según un informe hecho por el Centro de investigación de Internet Pew, American Life Project y la Universidad de Elon esto sucederá en 2020.
 
El informe se hizo con una muestra que no fue aleatoria, ya que entre las 1.021 personas encuestadas hay gente involucrada en el mundo de la tecnología y los pagos móviles, entre los que se encontraban ejecutivos de Google y Microsoft y profesores de diferentes universidades de Estados Unidos.
 
El 65% de todas las personas que participaron en el estudio dijeron que creían que la mayoría de personas usarían este método de pago móvil, y que la gente confía en los dispositivos y los programas que se usan para hacer los pagos, en especial en países avanzados.
 
Esto contrasta con un 33% que dijo que las personas tienen desconfianza en los dispositivos que usan NFC o ‘Near Field Communications’, la tecnología que permite hacer pagos con teléfonos móviles inteligentes. “Por mucho que me gustaría ver un mundo sin dinero, me temo que las oportunidades para los hackers y piratas son demasiado grandes”, dice una de las personas que participó en el estudio a Mashable.
 
El comentario anterior refleja lo que muchos usuarios piensan, y es que la adopción de este tipo de tecnologías no resulta sencilla para los usuarios que temen por su privacidad, pagos anónimos y la falta de infraestructura que muchas empresas tienen para brindar este servicio.
 
Para Hal Varian, economista jefe de Google, la fecha de 2020 es muy optimista, pero cree que tarde o temprano sucederá. Tiene sentido que alguien del gigante de las búsquedas dé esta declaración cuando uno de los servicios que hasta el momento existen es de la empresa.
 
Después de los diferentes fraudes que sufrieron las empresas que manejan las tarjetas de crédito, es importante que quienes manejan la tecnología creen confianza en lo usuarios que estos pagos móviles son posibles y sobre todo, seguros.